Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
10 Feb 18
Mc 8, 1-10
Alimentación de los Cuatro Mil
En aquellos días, cuando había de nuevo una gran multitud que no tenía qué comer, Jesús llamó a Sus discípulos y les dijo: “Tengo compasión de la multitud porque ya hace tres días que están junto a Mí y no tienen qué comer; y si los despido sin comer a sus casas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos.” Sus discípulos Le respondieron: “¿Dónde podrá alguien encontrar lo suficiente para saciar de pan a éstos aquí en el desierto?” “¿Cuántos panes tienen?” les preguntó Jesús. Ellos respondieron: “Siete.” Entonces mandó a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, los partió y los iba dando a Sus discípulos para que los pusieran delante de la gente; y ellos los sirvieron a[ la multitud. También tenían unos pocos pececillos; y después de bendecirlos, mandó que éstos también los sirvieran. Todos comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas. Los que comieron eran unos 4,000. Jesús los despidió, y subiendo enseguida a la barca con Sus discípulos, se fue a la región de Dalmanuta.
Mucho hemos leído y escuchado sobre este pasaje y generalmente nos quedamos con la idea del gran milagro de Jesús de la multiplicación de los panes… pero hay mucho más que nos enseña esta lectura.
Primero, que grandes masas siguen a Jesús para escucharlo y aprender de él y vienen de “lejos”; no necesariamente sus discípulos, pues los que venían “de lejos”, más bien, decían entonces, eran “paganos”. Gran carisma habrá tenido aquél joven que los atraía y los retenía por tres días y sus noches en un cerro descampado. Evidentemente se los vería cansados y desfalleciendo al tercer día. Lo más práctico sugieren los discípulos, sería despacharlos ya, pero Jesús los ve y tiene compasión de ellos y de su hambre. Y pregunta si hay pan… Siete le dicen, y en las escrituras los números tienen su cierta simbología… Siete es el número de la perfección y lo que sigue puede ser el camino a la perfección.
Tenemos, entonces, una gran masa de seguidores –el mensaje de Jesús atraía; muchos cansados y hambrientos – al igual que en nuestro mundo; la expresión de compasión por tanta gente necesitada de apoyo – mensaje clave; y la distribución del pan entre todos –gran muestra de solidaridad. Seguro que como en el campo o en las fiestas comunales o familiares, todos traían algo y lo ponían en la mesa común, y como siempre sucede, sobraba mucho al final, ¡sus siete canastas, nuevamente! ¿Buscando la perfección?
Y hoy, ¿cuánta gente hambrienta encontramos a nuestro alrededor, y cuántos tienen más de los siete panes que podrían distribuirlos entre los necesitados? Ése es el mensaje de la lectura, pues: “comparte lo que tienes, con el que no tiene”. Ésta sería la gran enseñanza de amor y justicia, hoy día: “¡Anda, hermano, ahora a ti te toca!”
Interesante reflexión pero nuestra sociedad actual sufre de compras convulsivas y no se detienen a compatir con los hermanos necesitados, es muy triste.