Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.21 Nov 20 Lucas 19,11-28
¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?
Cuando Jesús estaba ya cerca de Jerusalén, dijo esta parábola, pues los que lo escuchaban creían que el Reino de Dios se iba a manifestar de un momento a otro. «Un hombre de una familia noble se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver después. Llamó a diez de sus servidores, les entregó una moneda de oro a cada uno y les dijo: «Comercien con ese dinero hasta que vuelva». Pero sus compatriotas lo odiaban y mandaron detrás de él una delegación para que dijera: «No queremos que éste sea nuestro rey». Cuando volvió, había sido nombrado rey. Mandó, pues, llamar a aquellos servidores a quienes les había entregado el dinero, para ver cuánto había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: «Señor, tu moneda ha producido diez más». Le contestó: «Está bien, servidor bueno; ya que fuiste fiel en cosas muy pequeñas, ahora te confío el gobierno de diez ciudades». Vino el segundo y le dijo: «Señor, tu moneda ha producido otras cinco más». El rey le contestó: «Tú también gobernarás cinco ciudades». Llegó el tercero y dijo: «Señor, aquí tienes tu moneda. La he guardado envuelta en un pañuelo porque tuve miedo de ti. Yo sabía que eres un hombre muy exigente: reclamas lo que no has depositado y cosechas lo que no has sembrado». Le contestó el rey: «Por tus propias palabras te juzgo, servidor inútil. Si tú sabías que soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así a mi regreso lo habría cobrado con los intereses». Y dijo el rey a los presentes: «Quítenle la moneda y dénsela al que tiene diez». «Pero, señor, le contestaron, ya tiene diez monedas». Yo les digo que a todo el que produce se le dará más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. En cuanto a esos enemigos míos que no me quisieron por rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia».» Dicho esto, Jesús pasó adelante y emprendió la subida hacia Jerusalén.
Con esta parábola de las monedas en San Lucas tenemos un discurso de Jesús que puede parecer bien duro. Sin embargo, es también una parábola de confianza y esperanza. Quizás refleja los sentimientos encontrados del mismo Jesús, el que va subiendo hacia Jerusalén con firmeza hacia su destino.
Bien dura la parábola de las diez monedas insertada en este asunto de un hombre que se va viajando para ser nombrado rey, que tiene opositores finalmente matados a su regreso.
¡Dura también la sentencia que quita al que no tiene aun lo que tiene para darlo al que tiene más!
Duro en fin el juzgamiento del servidor que tuvo miedo de su patrón y se hace tildar de inútil.
Las parábolas de Jesús son siempre historias para sorprender el auditorio. Los rasgos son ampliados, subrayados de manera enérgica para gravarse mejor, imprimirse más fuerte en las mentes.
El contraste mete más relieve para destacar la luz del relato.
Aquí me parece que todo lo negro, lo duro, lo chocante de la parábola está al servicio de una lucecita de confianza y esperanza.
La confianza en el porvenir está en la ganancia del negocio emprendido por los servidores. No es una apología del negocio sino de la esperanza de la multiplicación de la vida. Traspasar el miedo en el futuro es un desafío para todas las épocas.
Por eso hay que depositar en el banco a pesar del riesgo económico o sembrar con paciencia pensando en la posibilidad de cosecha. Tenemos aquí una llamada a la creatividad en tiempos oscuros, a la esperanza en tiempos de crisis cuando todo, negocio o sembrío puede fracasar. Una esperanza para nosotros en tiempo de Covad 19, de crisis política, o de cambio climático.
Es el tiempo al final que da la llave de nuestras apuestas en la vida a pesar de las crisis.
Puede ser que Jesús piense también en su propio destino contando esta parábola. Quizás piensa en la vida de un profeta crucificado cuyo mensaje no se escucha, de un grano sembrado en tierra que no florece, de una moneda depositada en el banco que no produce intereses.
Cosas cuyo futuro oscuro puede desembocar también en una luz de resurrección provechosa para todos. Jesús no tuvo miedo emprender, sembrar, crear, superando el miedo de la muerte, confiando en la vida de su Padre.