Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
18 Oct 10
Lucas 10, 1-9
«La miés es abundante y los obreros pocos«
Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!» Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes».
Normalmente tenemos la idea de que San Pedro quedó como jefe de la Iglesia y junto con los 12 apóstoles iniciaron esta nuestra gran comunidad eclesial. Incluso para muchos hasta ahí no más llega nuestra memoria del catecismo. Sin menoscabar los respectivos méritos de esos nuestros patriarcas, aquí vemos que eran muchos más los “enviados” por el Señor; no leamos el setenta y dos como una cifra exacta, sino como símbolo de una buena cantidad e incluso, el 7 nos sugiere el número ideal o el 72, seis veces 12 o el número de los apóstoles… De todos modos, me gustaría llamar a esos 72, “laicas y laicos activos” con una misión noble y muy específica encargada a ellos por el Señor: el anuncio del Reino de Dios, y por tanto entre sus tareas el apoyo a los enfermos o a los más débiles.
Nótese, además, que el Señor los manda de dos en dos, significando que no es ésta una misión individual, sino comunal y solidaria, la que como laicos tenemos que realizar. Nosotros todos, entonces, debemos vernos reflejados entre estos 72.
Y el mandato es ir de misión sin acarrear nada, ni ropas o riquezas, ni tarjeta de crédito siquiera; y más bien, depender de lo que la comunidad pueda compartir con nosotros…
Y aquí me viene a la mente que, aunque en nuestra misión llevemos algo muy hermoso como mensaje, tal vez aprendamos mucho más de la gente que lo que podamos enseñar. La comunidad nos alojará y alimentará compartiendo su vida con nosotros los misioneros…
Esta actitud de compartir el pan es tantas veces mencionada en los evangelios como una práctica permanente de Jesús y es algo que tal vez a nosotros hoy día nos cuesta mucho hacer. Recuerdo con gran cariño a aquellos muchos campesinos y pobladores con los que algún momento me tocó convivir por mi trabajo, cuando siempre que llegaba a sus casas me ofrecían inmediatamente un buen lugar donde descansar y se afanaban por invitarme algo de beber y un platito para comer y si era necesario el mejor rinconcito de su casa donde dormir. ¿Cuántos de nosotros vemos a campesinos de paso por la ciudad o a pobladores comunes deambulando por las calles todos los días y a algunos tal vez, tocando a nuestras puertas; y ¿a cuántos se nos ocurre ofrecerles un techo y algo de comer en ese su peregrinaje? Más bien muchas veces los esquivamos y hasta los vemos con temor.
Tanto todavía tenemos que aprender para ser buenos cristianos y apoyar en la permanente construcción de este reino de hermandad, justicia y paz. ¡Tanto tenemos todavía que aprender hasta poder de veras compartir equitativamente este Reino de Dios!
Gracias Lucho, por tu reflexión tan sencilla y concreta, tan evidente y que nos invita nuevamente a una practica cristiana convencida, es decir que se reflejaría en nuestro actuar cada día.
Un abarzo en el Señor
Liliana.
Lucho,
Dios habla en tus líneas, «el Señor envió a sus discìpulos de dos en dos…» según dice la letra de un canto religioso clàsico.
Estar acompañado es un rasgo del católico en la misión encomendada por Jesucristo,…algunos en la vocación matrimonial tratamos de responder a este llamado, conscientes de nuestras debilidades, en la Iglesia y tambièn de dos descubrir la voluntad divina y amorosa.
Dios bendiga tu labor misionera en sobremanera,
David
Lucho: Felicitaciones y nuestra gratitud por el servicio que nos has prestado con la reflexión del Evangelio de esta semana. Ayer tuvimos reunión del grupo “Tomás Moro” de Santiago de Chile, con un 100% de asistencia (9 ingenieros comerciales/economistas y un sicólogo) en que la reunión partió y tuvo como base la Cartilla preparada por ti. La amplitud del rol de los “72 enviados en grupos de a dos”, nos condujo gradualmente a revisar y reflexionar sobre la actitud y el rol que hoy deben tener los profesionales y economistas cristianos en un modelo neoliberal, el que como instrumento de eficiencia, es un sistema en el cual Dios no tiene presencia, como asimismo, es amoral e ignora la ética, las personas son “cosas” sujetas al juego de la oferta y la demanda, a obsolescencia, desgaste y finalmente desechables, lo que conduce a resultados de alta inequidad y deshumanización Pero, impera a nivel planetario, incluso en China en donde es un régimen “anticapitalista” y en donde está la concentrada la mayor población del planeta. Es de tal fuerza, poder e influencia, que a anula cualquier contra reacción y así a la fecha no se visualizan corrientes de opinión de significación que puedan conducir a un proceso de revisión y adecuación.
Nos preguntamos: ¿Qué diría Jesús sobre este modelo y sistema de vida? Y si buscamos su palabra en el Nuevo Testamento ¿qué nos dice?, específicamente, ¿qué nos dice Jesús sobre el trato al trabajador, la actitud del empleador, del salario justo, del dinero y el interés, de la distribución de la riqueza, los alimentos y servicios? ¿Cuál es el límite de la concentración? ¿Se aplica el concepto de lo suficiente para dejar a otros lo que le es menester?
Los “72 apóstoles” y todos lo que siguen a Jesús, ¿qué mensaje deben transmitir a donde lleguen y sean recibidos frente a este sistema de vida que todo lo gobierna en completa ausencia de Dios?