Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
30 Jul 12
San Mateo 19, 3-12
Se acercaron unos fariseos y, para ponerlo a prueba, le preguntaron: “¿Puede uno separarse de su mujer por cualquier motivo?” Jesús respondió: “¿No han leído que el Creador, desde el principio, los hizo hombre y mujer, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padres y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos uno solo? De manera que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre.” Ellos le dijeron: “Entonces, ¿por qué mandó Moisés que el marido diera un acta de divorcio a su mujer para separarse de ella?” Jesús les dijo:”Moisés les permitió separarse de sus mujeres por la incapacidad de ustedes para entender los planes de Dios, pero al principio no era así. Ahora yo les digo: el que se separa de su mujer, excepto en caso de unión ilegítima, y se casa con otra, comete adulterio.” Los discípulos le dijeron: “Si tal es la situación del hombre con respecto a su mujer, es mejor no casarse.” El les dijo: “No todos pueden hacer esto, sino sólo aquellos a quienes Dios se lo concede. Algunos no se casan porque nacieron incapacitados para eso; otros porque los hombres los incapacitaron; y otros eligen no casarse por causa del reino de los cielos. Quien pueda poner esto en práctica, que lo haga.”
Mateo, en este trozo, hace ver que el divorcio, del que tantas frases son citadas fuera del contexto, no es ni fue, en tiempos de Jesús, algo tajantemente blanco y negro.
En la cultura paternalista del Cercano Oriente, el hombre era quien podía repudiar a la mujer por cualquier causa. Una mujer repudiada debía regresar a la casa de su padre llevando consigo el deshonor que afectaría a toda su familia de origen. La amenaza de divorcio era un arma implacable para asegurar la sumisión de la mujer a su marido. En este contexto, las palabras de Jesús son muy liberadoras. La prohibición del divorcio es, sin duda, una defensa de la mujer y la recuperación del designio de Dios establecido desde el principio
El Deuteronomio, para proteger a la mujer, había ordenado que le fuera entregada un acta de divorcio, lo que para muchos se refería solamente el acto de adulterio. La pregunta capciosa de los fariseos tiene el propósito de conducir a Jesús a declararse contra la ley o bien enfrentarse a una de las escuelas de interpretación.
Jesús va más allá de la discusión de los fariseos, e incluso sobrepasa la ley de Moisés, situando el problema de la pareja al nivel del proyecto de Dios que creó al hombre y mujer para una unión profunda y para siempre. La reacción de los discípulos, educados en la cultura judía que admitía el divorcio, este modo de ver las cosas resulta inaceptable: es mejor no casarse. Esta queja sirve para introducir unas palabras de Jesús acerca del celibato voluntario por la causa del reino, es decir, una nueva forma de vivir el amor desde una entrega radical. Y sólo desde el misterio del reino es comprensible esta opción. Por eso añade Jesús: “Quien pueda poner esto en práctica, que lo haga”.
La expresión “excepto en caso de unión ilegítima”, tal vez se refiera a las uniones incestuosas detalladas en Levítico 18, y tenga como objeto permitir el divorcio a los cristianos de origen gentil, o pagano, que estuvieran en esa situación al entrar en la comunidad.
Una amiga debió soportar la violencia de todo tipo de su amante esposo y de continuas infedelidades por el absurdo conservantismo de su familia fiel a la arcaica rigidez de Iglesia. Fue una mujer y hogar con una vida horrible. Mucho tiempo después cuando dejó ese hogar y se unió con otra mujer que logró llevarlo a un psicólogo y psiquiatra, se comprobó que tenia una enfermedad mental.
Mi amiga ¿debió soportar esa vida miserable por que en el Evangelio en Mateo 19, 3-6 se dice:»lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre».
Se nos enseña que es Dios el que une al hombre y la mujer en matrimonio y por tal motivo el hombre o la mujer no lo pueden desunir.
Estoy confundida, ¿puede alguien darme una explicación razonable, no erudita de los teólogos que tienen explicación para todo y que solamente ellos comprenden?
Querida Ana María:
La siguiente sentencia me tocó escuchar en labios de una señora muy piadosa: «Antes había menos separaciones porque las mujeres aguantaban más». De esto hace varios años pero no he podido olvidar el shock que me produjo. El caso de tu amiga no puede formar parte del plan de Dios que creó a hombre mujer como iguales, no para hombres dominadores y mujeres aguantadoras. El evangelio debe leerse como palabra de Dios pero traducida por hombres que no pueden dejar de lado los valores, los condicionamientos de su cultura y hasta los prejuicios de su tiempo. En las culturas patriarcales los hombres – y no necesariamente enfermos mentales como en el caso de tu amiga – han tomado la indivisibilidad del lazo matrimonial para su provecho y llegaron a considerar a su mujeres como propiedad suya, tanto como su rebaño y su burro. No te sientas confundida, no te quedes atada a palabras y hábitos arcaicos. Los teólogos nos llevan la delantera.
En el contexto de la época, en que las mujeres eran prometidas a temprana edad por sus padres, al varón por ellos elegidos; en que el matrimonio era prácticamente un intercambio comercial, Jesús dice “lo que Dios ha unido no lo separa el hombre”, de esta manera hace asumir a los cónyuges, la unión consagrada por Dios hasta la muerte; a mí me parece desde este punto de vista un sentido de protección a la mujer y la familia. La mujer en esos tiempos si era “repudiada”, era condenada a una vida de discriminación y sufrimiento, tanto para ella como a su familia por generaciones.
En nuestros tiempos, en que las mujeres han conseguido tras siglos de lucha, padecimientos, y sufrimientos, algunas reivindicaciones; y que se le considere un ser humano con capacidades distinta que el hombre, pero con iguales “derechos humanos”, el sometimiento a un matrimonio que atente contra la dignidad de cualquiera de las partes, no puede ser del agrado de Dios.
Actualmente tenemos todos, la opción de elegir nuestras parejas, y basar nuestras relaciones hombre-mujer en el “amor”. Pero cuando además tomamos como testigo de este, a Dios, y nos entregamos a este amor de forma tal, en que el otro, forma la parte complementaria de nuestro propio ser, la unión resulta en realidad indisoluble.
Sin embargo, a pesar de toda la buena voluntad con que una pareja pueda asumir este compromiso, en ocasiones llevar un matrimonio se torna una verdadera pesadilla, insostenible en el tiempo, y un sufrimiento continuo en la vida del hombre o la mujer y de los hijos que es lo peor.
Debo reconocer que en mi caso en particular aún conservo la idea que los esposos forman un solo ser, con dos partes uno hombre, el otro mujer, con distintas capacidades, diferentes modos de pensar, distintas limitaciones, pero con una vida en común, permitiéndose el desarrollo individual de manera generosa. También estoy consciente que este “ideal” no siempre se puede lograr, soy testigo de muchas vidas destrozadas ante el empeño de prolongar un tortuoso matrimonio. Pero a su vez también reconozco, que la búsqueda de la felicidad en la vida, y la manera de cómo es forjada por cada individuo, es absolutamente personal, pero lo importante, sea cual sea el modo de vida elegido, es ir al encuentro del “Bien”, proceder en el “Bien”, tanto para uno, como para quienes lo acompañan en el camino de la vida.
Jesús a través de su Palabra, nunca ha querido que un ser humano este bajo el sometimiento de otro, no quiere el abuso, ni el sufrimiento de sus hermanos, tampoco la discriminación. ¿Por qué entonces permanecer en una relación que no garantice la Bondad y el Amor para quienes la conforman?
estas reflexiones tan importantes para la vida diaria, gracias por dar testimonios que ayudan a profundizar y construir el ser humano que se siente en colaboracion con Dios para co-crear la humanidad aùn imperfecta..saludos Gloria
Cuando leemos este evangelio nos mortificamos de no poder llevarlo a la práctica como a Jesús le hubiera gustado que sucediera. pero tristemente no estamos en la realidad de ÉL. Jesús siempre está en lo correcto, nosotros somos los incorrectos. El amor nunca se acaba al contrario aumenta con los años, es verdad que hay muchas pruebas pero esto sirve para fortalecer más la unión. Pero esto es cuando existe un verdadero sacramento de matrimonio. Sabemos perfectamente que Dios no consagra las mentiras y por lo tanto ninguna mentira se puede soportar aun con vestido de novia y arras matrimoniales.