Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
10 Jun 17
San Mateo 5, 27-32.
El que mira a una mujer casada deseándola ya ha sido adultero
«Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna. «También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio
¿Dónde está nuestra conciencia?
«Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio en su corazón».
Tranquilidad ante todo: ninguno de nosotros irá al infierno por mirar a otra persona que no sea nuestra pareja. Los evangelios tienen muchísimas de estas frases extremas, que a simple vista no nos dejan segundas interpretaciones. Pero si las hay. La gran cantidad de analfabetismo de la época hacía necesario que las cosas se enseñaran con frases elocuentes «para no olvidarlas». Como hemos leído en otros pasajes de la Biblia «hasta el último de nuestros cabellos está contado». Más allá que una frase sea estricta, ¿cuántas veces hemos querido dejarle una idea en claro a otra persona, porque queremos que le vaya bien?
Jesús usa estas frases duras como buen pedagogo. En otros momentos nos enseña con parábolas, y en pasajes como este nos deja pensando. Los evangelios nos muestran que Jesús es un apasionado por que la gente capte su mensaje; estricto y bondadoso, sencillo y generoso. Esta forma de hablarnos «golpeado» y sin pelos en la lengua, evidencia el amor que tiene por el mundo. Como cuando los padres aconsejan a los hijos.
Como hijos de Dios, estamos hechos de un elemento biológico y otro sobrenatural. Somos seres concretos, que palpamos exclusivamente lo que tenemos en frente. Creemos plenamente en nuestros sentidos, por eso los temas de la Fe, un Dios Padre y creador, y la idea de una vida eterna son tan difíciles de imaginar.
Tenemos además la capacidad de razonar y meditar con nuestra conciencia. A diferencia de los animales, nuestro cerebro nace “incompleto”, de manera que lo llenemos de vivencias y que cada uno escriba su propia historia.
Jesús no quiere gente “tibia”. Quien lo siga debe tomar por completo su mensaje, y no dejar la tarea a medio hacer. No podemos pasar por la vida cumpliendo con lo pactado o escrito solo por cumplir. Él quiere que actuemos de corazón en todas las facetas de la vida, que estiremos el elástico hasta alcanzar una profunda realización de cada uno a través del servicio, la ayuda y la escucha. Voy a trabajar, ¿pero saludo a mis compañeros de oficina? Llego a la casa con la comida, ¿pero converso con mis hijos? Voy a misa, ¿pero escucho las lecturas y la homilía?
Aquí está la sorpresa en dejar huella y vivir cada día con mi mente puesta en lo que amo. Es absolutamente normal no cumplir con las cosas anteriormente mencionadas, porque nos cansamos, nos enojamos y nos mata la rutina. Pero lo importante es avivar ese fuego, proponernos realizar buenas acciones con el prójimo. Lo mismo con el efecto inverso: tampoco puedo quedarme en el pensamiento, sino que involucrarme. Ahí está el énfasis que Jesús le da a esta revisión de los diez mandamientos, O nos comprometemos de cuerpo y alma o no sirve.
La segunda parte del relato tiene que ver con nuestras acciones. Todo lo que hacemos repercute en nuestro alrededor. “Pero Yo les digo que todo el que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de infidelidad, la hace cometer adulterio”. Mismo caso, si yo no hago de corazón las cosas, menos voy a dimensionar un daño que pueda provocar.
Qué ejemplo más hermoso que el de Jesús, que dio su vida por nosotros. Vino a remecer el piso, a hacernos preguntas, a cuestionar el orden establecido. Con su estilo rupturista y apasionado, nos guía en el camino que debemos seguir.
El gesto de Jesús en este capítulo de Mateo es trascendental: el Creador del mundo baja a nuestro lado y comenta los diez mandamientos. Sigámoslo de cuerpo y alma. Propongámonos una acción en la semana con algún amigo o familiar; escuchemos a alguien que tenga algún problema y sobre todo, pongamos el corazón en todo lo que hacemos. Pensemos siempre, ¿dónde está puesta nuestra conciencia?
Gracias Luis por tu sólido comentario. Concuerdo contigo con que la pedagogía del Señor nos remece y nos insta a adoptar acciones de verdadero cambio para nuestra vida en el espíritu.
la «concupiscencia de los ojos» leí por ahí, hay que estar en guardia…… en la navidad pasada fuí a celebrarla a un monasterio de clarisas, excepcionalmente salieron del claustro a tomar en brazos a niñitos de pecho y ha hablar con algunas personas, entre ellas había una «Rosa de Lima». por las mañanas paso por fuera del convento rezando los misterios de cada día, me acuerdo de estas novias prendadas del Señor, incomprensibles para el mundo y objeto de tantas mofas
Gracias Luis.
Ser auténtico ante Dios y seguir las normas de Dios dadas, grabadas en el corazón…Somos del mundo, sí, pero sabemos que desde nuestro corazón y ser, deseamos seguirlo darle nuestro corazón…y a todos nos llama Dios y nos ama como somos deseando que mejoremos.
David